La Tercerización Laboral: Entre la Eficiencia Empresarial y la Precarización del Trabajador

Tercerización Laboral
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La subcontratación laboral o tercerización laboral representa uno de los fenómenos más controvertidos del mundo del trabajo contemporáneo. Esta práctica, que consiste en contratar a una empresa externa para que proporcione servicios o personal que anteriormente eran parte integral de la organización, ha transformado radicalmente las relaciones laborales en las últimas décadas. Desde mi experiencia personal, he sido testigo de cómo la tercerización ha estado presente desde que comencé mi vida laboral, y probablemente mucho antes.

Mi percepción es clara: este sistema no conviene a nadie más que a las empresas que solicitan el servicio y a aquellas que lo brindan, dejando al trabajador en un limbo donde pierde beneficios extras y no accede a las ventajas que sí disfrutan los empleados directos de la compañía, como las considerables utilidades que reparten empresas del sector minero, por ejemplo. Espero sinceramente que esta situación cambie con el tiempo.

Orígenes y Justificación Histórica de la Tercerización Laboral

Para comprender plenamente el fenómeno de la tercerización, debemos remontarnos a sus orígenes. La subcontratación laboral no es un invento reciente; sus raíces se encuentran en las transformaciones económicas que comenzaron en la década de 1970 y se aceleraron dramáticamente en los años 80 y 90 con la globalización y el neoliberalismo económico.

El Contexto Económico que Dio Origen a la Tercerización

Durante la posguerra, el modelo económico predominante se caracterizaba por grandes corporaciones verticalmente integradas que controlaban toda su cadena de producción. Sin embargo, la crisis del petróleo de 1973 y la creciente competencia internacional obligaron a las empresas a repensar sus estructuras organizativas. Las compañías comenzaron a buscar formas de reducir costos fijos y aumentar su flexibilidad operativa.

El modelo japonés de producción "just-in-time" y la filosofía de concentrarse en el "core business" (negocio principal) comenzaron a ganar terreno en Occidente. La idea era simple pero poderosa: las empresas debían enfocarse únicamente en aquello que hacían mejor y externalizar todo lo demás. Así nació la justificación teórica de la tercerización.

Las Justificaciones Empresariales

Desde la perspectiva empresarial, la tercerización se justifica por varios argumentos que, al menos en teoría, parecen razonables:

Especialización y eficiencia: Las empresas especializadas en servicios específicos (limpieza, agentes de seguridad, servicios de TI, recursos humanos) supuestamente pueden realizar estas tareas de manera más eficiente y con mayor calidad que si la empresa principal las realizara internamente.

Reducción de costos: Al externalizar funciones no esenciales, las empresas pueden convertir costos fijos en variables, reducir gastos en infraestructura, capacitación y administración de personal.

Flexibilidad operativa: La tercerización permite a las empresas ajustar rápidamente su fuerza laboral según las fluctuaciones del mercado sin enfrentar las complicaciones legales y sociales de los despidos masivos.

Concentración en competencias centrales: Al delegar funciones secundarias, las empresas pueden dedicar más recursos y atención a sus actividades principales que generan valor competitivo.

Acceso a tecnología y conocimiento especializado: Las empresas tercerizadoras supuestamente invierten en tecnología y capacitación especializada que sería costosa para cada empresa individual.

Estas justificaciones, sin embargo, esconden una realidad mucho más compleja y, frecuentemente, menos noble.

La Realidad desde la Perspectiva Empresarial

Las Empresas que Contratan Servicios Tercerizados

Para las compañías que contratan servicios tercerizados, los beneficios son innegables y tangibles. Tomemos como ejemplo el sector minero, uno de los más rentables y también uno de los que más utiliza la tercerización.

Las grandes mineras pueden reportar utilidades millonarias mientras mantienen una planta de trabajadores directos relativamente pequeña. El resto de las operaciones —desde la extracción hasta el transporte, pasando por la mantención de equipos, la alimentación del personal y la seguridad— se terceriza a través de múltiples empresas contratistas.

Esta estructura les permite:

Evasión de responsabilidades laborales: Al no ser empleadores directos, las empresas principales pueden distanciarse de conflictos laborales, accidentes de trabajo y demandas de mejores condiciones.

Ahorro significativo en costos laborales: Los trabajadores tercerizados generalmente reciben salarios menores y beneficios reducidos comparados con los empleados directos, aunque realicen labores similares o igualmente esenciales.

Protección ante fluctuaciones económicas: Cuando hay crisis o baja en la demanda, resulta más sencillo terminar contratos con empresas tercerizadoras que despedir empleados directos.

Reducción de pasivos laborales: Las indemnizaciones, gratificaciones y otros beneficios legales son responsabilidad de la empresa contratista, no de la empresa principal.

Fragmentación sindical: Al tener múltiples empleadores formales, resulta más difícil para los trabajadores organizarse colectivamente y negociar mejores condiciones.

Las Empresas que Brindan Servicios Tercerizados

Por otro lado, las empresas que ofrecen servicios de tercerización también encuentran en este modelo un negocio rentable. Estas compañías funcionan esencialmente como intermediarias entre el capital y el trabajo, obteniendo su ganancia precisamente de esa intermediación.

Su modelo de negocio se basa en:

Márgenes sobre costos laborales: Cobran a la empresa cliente un monto por trabajador que incluye el salario, las prestaciones legales y un margen de ganancia que puede oscilar entre el 15% y el 40%.

Economías de escala: Al manejar grandes volúmenes de trabajadores para múltiples clientes, pueden negociar mejores condiciones con proveedores de seguros, capacitación y otros servicios.

Especialización en gestión de recursos humanos: Desarrollan expertise en reclutamiento, administración de nóminas y cumplimiento de obligaciones legales laborales.

Transferencia de riesgos: Asumen ciertos riesgos operacionales y legales que las empresas principales prefieren evitar, pero cobran por ello.

El problema fundamental es que ambos tipos de empresas —la que solicita y la que brinda el servicio— obtienen beneficios económicos claros, mientras que el trabajador queda atrapado en medio, sin acceder a las ventajas de ninguna de las dos.

La Perspectiva del Trabajador: El Verdadero Costo de la Tercerización

La Realidad Cotidiana del Trabajador Tercerizado

Aquí es donde mi experiencia personal y la de millones de trabajadores en todo el mundo cobra relevancia. El trabajador tercerizado enfrenta una realidad laboral marcada por la precariedad y la inequidad.

Disparidad salarial: Un trabajador tercerizado que realiza las mismas funciones que un empleado directo puede ganar entre un 30% y un 50% menos. Esta brecha se justifica con argumentos técnicos sobre "diferencias de responsabilidad" que frecuentemente son ficticios.

Ausencia de beneficios significativos: Mientras los empleados directos de una empresa minera, por ejemplo, pueden recibir utilidades que equivalen a varios meses de sueldo, los trabajadores tercerizados quedan excluidos de este reparto, a pesar de que su trabajo es igualmente esencial para generar esas ganancias.

Inestabilidad laboral: Los contratos de tercerización suelen ser de corto plazo, renovables periódicamente. Esto genera incertidumbre constante y dificulta la planificación de vida a mediano y largo plazo.

Condiciones laborales inferiores: Desde uniformes de menor calidad hasta instalaciones más precarias, pasando por menor acceso a capacitación y desarrollo profesional, el trabajador tercerizado experimenta cotidianamente su condición de "ciudadano laboral de segunda clase".

Limitaciones en carrera profesional: Las posibilidades de ascenso y desarrollo profesional son significativamente menores para los trabajadores tercerizados, creando un techo de cristal invisible pero muy real.

Fragmentación de derechos colectivos: Al pertenecer formalmente a una empresa contratista pequeña, los trabajadores tercerizados tienen menor poder de negociación colectiva y frecuentemente carecen de representación sindical efectiva.

El Limbo Legal y Psicológico

El concepto de "limbo" que mencioné inicialmente es particularmente apropiado. El trabajador tercerizado existe en una zona gris donde:

  • Trabaja físicamente en las instalaciones de la empresa principal, pero legalmente no es su empleado.
  • Contribuye directamente a las ganancias de la empresa principal, pero no participa de sus beneficios.
  • Está sujeto a las normas y cultura organizacional de la empresa principal, pero sus reclamos deben dirigirse a la contratista.
  • Comparte espacios con empleados directos, pero experimenta cotidianamente la diferencia de trato y beneficios.

Esta situación genera no solo precariedad económica, sino también un impacto psicológico significativo. Estudios en psicología organizacional han documentado cómo la tercerización "afecta la autoestima laboral, el sentido de pertenencia y la motivación de los trabajadores".

Análisis Crítico: ¿Tiene Justificación Real la Tercerización?

Desmontando los Argumentos Pro-Tercerización

Si analizamos críticamente las justificaciones empresariales de la tercerización, encontramos que muchas no resisten un escrutinio riguroso:

La supuesta especialización: En muchos casos, los trabajadores tercerizados no reciben capacitación superior ni cuentan con tecnología más avanzada. Simplemente realizan las mismas tareas que antes hacían empleados directos, pero bajo condiciones menos favorables.

La eficiencia económica cuestionable: Si bien la tercerización reduce costos para la empresa principal, estos "ahorros" no representan una verdadera eficiencia económica social. Simplemente transfieren recursos desde los trabajadores hacia los accionistas y las empresas intermediarias.

La flexibilidad como eufemismo: La "flexibilidad operativa" es frecuentemente una ambigüedad para la precarización laboral. La capacidad de ajustar rápidamente la fuerza laboral se traduce en inseguridad para los trabajadores y sus familias.

El enfoque en el core business: Muchas funciones "tercerizadas" son en realidad esenciales para la operación. En minería, por ejemplo, ¿cómo puede considerarse secundaria la extracción misma del mineral o el transporte del producto?

El Costo Social Oculto

La tercerización genera costos sociales significativos que raramente se contabilizan en los análisis económicos empresariales. Mientras las empresas celebran sus balances optimizados y sus indicadores de eficiencia mejorados, existe un conjunto de consecuencias sociales, económicas y humanas que permanecen invisibles en las hojas de cálculo corporativas. Estos costos ocultos no solo afectan a los trabajadores directamente involucrados, sino que tienen repercusiones profundas en toda la estructura social, económica y cultural de nuestras sociedades.

Aumento de la desigualdad: La tercerización contribuye significativamente a la polarización del mercado laboral, creando una clase de trabajadores permanentemente precarizados que existe en paralelo a los empleados con contratos directos y condiciones estables.

Deterioro del tejido social: La inseguridad laboral generada por la tercerización afecta profundamente la capacidad de las personas para formar familias, comprar viviendas y participar plenamente en la vida comunitaria. El trabajo no es solo una fuente de ingresos; es también un pilar fundamental de la identidad personal y la integración social.

Presión sobre sistemas de protección social: Los trabajadores tercerizados, con menores ingresos y mayor inestabilidad, dependen más de sistemas públicos de salud, educación y asistencia social, creando una situación donde las empresas privatizan las ganancias mientras socializan los costos.

Pérdida de conocimiento organizacional: La rotación constante de personal tercerizado impide la acumulación de experiencia y conocimiento institucional, generando costos que raramente se contabilizan pero que son muy reales.

No todo el conocimiento necesario para realizar un trabajo eficientemente está documentado en manuales o procedimientos. Existe lo que el filósofo Michael Polanyi llamó "conocimiento tácito": el saber práctico, intuitivo y contextual que se adquiere solo con experiencia y que es difícil de articular o transferir.

Riesgos de seguridad y calidad: En sectores como minería, construcción o salud, la presión por reducir costos en contratos tercerizados puede comprometer estándares de seguridad y calidad, con consecuencias que pueden ser fatales. Aqui podemos hablar de la economía perversa de los contratos tercerizados, empresas contratistas compiten ofreciendo precios cada vez más bajos para ganar contratos, deben reducir costos para mantener rentabilidad con precios bajos y hablando de reducir costos, las empresas contratistas principales subcontratan a su vez a empresas más pequeñas, creando cadenas de subcontratación donde cada nivel extrae su margen, dejando menos recursos para operaciones y seguridad.

Casos Emblemáticos de Desastres Vinculados a Tercerización

La historia reciente está marcada por desastres donde la tercerización excesiva y la presión por reducir costos jugaron roles importantes:

Deepwater Horizon (2010): La explosión de esta plataforma petrolera, que mató a 11 trabajadores y causó el mayor derrame de petróleo en la historia de EE.UU., involucró múltiples niveles de contratistas y subcontratistas. Investigaciones posteriores identificaron que la presión por reducir costos y la fragmentación de responsabilidades contribuyeron al desastre.

Rana Plaza, Bangladesh (2013): El colapso de este edificio de manufactura textil mató a más de 1,100 trabajadores. El edificio albergaba múltiples talleres subcontratados por marcas internacionales.

Perspectivas Internacionales y Marcos Regulatorios

Diferentes Enfoques Nacionales

La regulación de la tercerización varía significativamente entre países, reflejando diferentes filosofías sobre el equilibrio entre flexibilidad empresarial y protección laboral.

Europa: Países como Francia y Alemania han implementado regulaciones estrictas que limitan la tercerización a funciones verdaderamente auxiliares y exigen igualdad salarial para trabajos equivalentes.

América Latina: La región presenta un panorama heterogéneo. Países como Brasil han intentado regular más estrictamente la tercerización, mientras que otros como Chile han mantenido marcos más permisivos, aunque con reformas recientes.

Asia: Países como Japón y Corea del Sur han comenzado a restringir la tercerización en sectores clave después de décadas de liberalización, reconociendo sus efectos negativos sobre la cohesión social.

Estados Unidos: Mantiene un enfoque relativamente liberal, aunque debates recientes sobre la "gig economy" han puesto el foco en la necesidad de actualizar marcos regulatorios.

Intentos de Reforma y Resistencia

En muchos países, ha habido intentos de regular más estrictamente la tercerización, enfrentando invariablemente resistencia empresarial. Los argumentos se repiten: las regulaciones aumentarían costos, reducirían competitividad y llevarían a pérdidas de empleo.

Sin embargo, la evidencia empírica de países con regulaciones más estrictas no respalda estos temores apocalípticos. Las empresas se adaptan, y la economía no colapsa cuando se exige un trato más equitativo para los trabajadores tercerizados.

Casos Emblemáticos: El Sector Minero

Dado que mencioné específicamente el caso de las mineras y sus considerables utilidades, vale la pena profundizar en este sector como ejemplo paradigmático de los problemas de la tercerización.

La Paradoja de la Riqueza y la Precariedad

Las empresas mineras, particularmente en países ricos en recursos naturales como Chile, Perú, Australia o Sudáfrica, generan ganancias extraordinarias. En años de buenos precios de commodities, estas utilidades pueden alcanzar miles de millones de dólares.

Los empleados directos de estas compañías suelen recibir bonos de utilidades que pueden equivaler a 6, 8 o incluso 12 meses de salario adicional. Sin embargo, los trabajadores tercerizados —que pueden representar el 60%, 70% o incluso 80% de la fuerza laboral total en una operación minera— quedan excluidos de este reparto.

La justificación formal es que estos trabajadores son empleados de las contratistas, no de la minera. Pero esta distinción legal oculta una realidad operativa: sin esos trabajadores, la minera no podría operar ni generar esas utilidades.

El Argumento de la Especialización en Minería

Las mineras argumentan que tercerizan funciones especializadas que requieren expertise específico. Sin embargo, un análisis detallado revela que muchas funciones tercerizadas son operaciones centrales:

  • Operación de maquinaria de extracción
  • Transporte de mineral
  • Mantenimiento de equipos críticos
  • Procesamiento de mineral
  • Analisis del mineral procesado

Estas no son funciones "auxiliares" o "secundarias"; son el corazón mismo de la operación minera. La tercerización en estos casos no se justifica por especialización, sino por reducción de costos laborales.

Impacto en Diferentes Sectores

Más Allá de la Minería

Aunque he usado la minería como ejemplo, la tercerización afecta prácticamente todos los sectores económicos:

Servicios: Limpieza, seguridad, alimentación y servicios de call center son masivamente tercerizados, creando una clase de trabajadores permanentemente precarizados en el sector servicios.

Manufactura: La subcontratación de líneas de producción completas ha transformado la industria manufacturera, especialmente en sectores como textil, electrónica y automotriz.

Sector público: Incluso gobiernos han adoptado la tercerización, externalizando desde servicios de salud hasta funciones administrativas, con consecuencias para la calidad del servicio público.

Tecnología: La industria tech, a pesar de su imagen progresista, es uno de los mayores usuarios de tercerización, desde moderadores de contenido hasta trabajadores de logística.

Construcción: Este sector ha estado históricamente fragmentado, pero la tercerización ha intensificado la precariedad, con cadenas de subcontratación que pueden tener tres o cuatro niveles.

Alternativas y Caminos hacia el Cambio

Modelos Alternativos

Existen alternativas a la tercerización salvaje que podrían equilibrar mejor las necesidades de flexibilidad empresarial con la protección de derechos laborales:

Insourcing regulado: Algunas empresas están revirtiendo la tercerización, trayendo funciones de vuelta internamente, reconociendo los costos ocultos de la subcontratación.

Cooperativas de trabajadores: Modelos donde los propios trabajadores forman cooperativas que contratan directamente con empresas principales, manteniendo mayor control sobre condiciones y beneficios.

Tercerización con igualdad de condiciones: Marcos regulatorios que exigen igualdad salarial y de beneficios para trabajos equivalentes, independientemente del empleador formal.

Responsabilidad solidaria: Legislaciones que hacen a la empresa principal co-responsable de las obligaciones laborales de sus contratistas.

Negociación colectiva ampliada: Mecanismos que permiten la negociación colectiva que incluya tanto a trabajadores directos como tercerizados.

Señales de Cambio

Hay señales, aunque tímidas, de que el péndulo podría estar comenzando a moverse:

Presión social y reputacional: Campañas de consumidores y activistas están poniendo presión sobre empresas que abusan de la tercerización.

Litigios exitosos: En varios países, tribunales han comenzado a reconocer la "relación laboral encubierta" en casos de tercerización abusiva.

Reformas legislativas: Diversos países están endureciendo regulaciones sobre tercerización, aunque con resistencia empresarial.

Crisis de talento: En algunos sectores, la excesiva tercerización ha generado problemas de calidad y retención de talento, llevando a empresas a reconsiderar sus estrategias.

Reflexión Personal y Llamado al Cambio

Volviendo a mi experiencia personal y a la observación que motivó este análisis: la tercerización, tal como se practica actualmente, es fundamentalmente injusta. No es un juicio ideológico, sino una constatación basada en la experiencia vivida y el análisis objetivo.

El sistema actual beneficia desproporcionadamente a dos actores —las empresas que contratan y las que brindan servicios tercerizados— mientras deja al trabajador en un limbo de precariedad e inequidad. Esta situación no solo es injusta individualmente, sino que es insostenible socialmente.

La Esperanza de Cambio

Mi esperanza de que "esto cambie con el tiempo" no es ingenua. Se basa en la comprensión de que los sistemas económicos y laborales no son leyes naturales inmutables, sino construcciones sociales que pueden y deben evolucionar.

El cambio requerirá:

Conciencia colectiva: Trabajadores, consumidores y ciudadanos deben comprender las implicaciones reales de la tercerización.

Organización laboral renovada: Los sindicatos y organizaciones de trabajadores deben adaptarse para representar efectivamente a trabajadores tercerizados.

Voluntad política: Legisladores deben tener el coraje de implementar regulaciones más estrictas, resistiendo la presión del lobby empresarial.

Responsabilidad empresarial: Empresas deben reconocer que la sostenibilidad a largo plazo requiere compartir más equitativamente los frutos del trabajo colectivo.

Innovación en modelos de negocio: Necesitamos explorar formas de organización económica que no dependan de la precarización laboral para ser competitivas.

Que podemos esperar

La tercerización laboral representa uno de los mayores desafíos para la justicia social en el mundo del trabajo contemporáneo. Surgida de transformaciones económicas reales y justificada con argumentos de eficiencia y especialización, se ha convertido en muchos casos en un mecanismo de transferencia de riqueza desde los trabajadores hacia el capital y las empresas intermediarias.

El caso del sector minero —con sus extraordinarias utilidades que no se comparten con la mayoría de quienes las generan— es emblemático pero no único, claro esto no aplica a todas las empresas que si reparten utilidades razonables a sus trabajadores pero seamos sinceros la gran mayoria no lo hace. Prácticamente todos los sectores económicos han adoptado la tercerización, frecuentemente más allá de cualquier justificación razonable de especialización o eficiencia.

El trabajador tercerizado vive en un limbo, contribuyendo al éxito de empresas de las que formalmente no es parte, excluido de beneficios que su trabajo ayuda a generar, y enfrentando una precariedad que afecta no solo su bienestar económico sino también su dignidad y su capacidad de planificar un futuro.

Sin embargo, no estamos condenados a aceptar esta situación como inevitable. Existen alternativas, hay ejemplos de regulaciones más justas, y hay señales de que la conciencia sobre estos problemas está creciendo. El cambio es posible, pero requerirá esfuerzo colectivo, voluntad política y, sobre todo, el reconocimiento de que una economía verdaderamente próspera debe serlo para todos quienes contribuyen a ella, no solo para algunos.

La pregunta no es si la tercerización puede tener algún rol legítimo en la organización económica moderna —probablemente sí, en casos específicos y bien regulados—. La pregunta es si estamos dispuestos a permitir que continúe siendo un mecanismo de precarización masiva o si tendremos el coraje de transformarla en algo más justo y equitativo.

Como trabajador que ha vivido esta realidad, y como ciudadano que observa sus consecuencias sociales, mi posición es clara: el statu quo es inaceptable y el cambio es imperativo. Espero que este análisis contribuya a la conversación necesaria sobre cómo construir un mundo del trabajo más justo para todos.

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